Escuchar puede ser andar en bicicleta
Intervención urbana - Instalación. Tsonami 2018 Valparaíso, Chile.
ESCUCHAR PUEDE SER ANDAR EN BICICLETA
Javier Bustos - Florencia Curci
Escuchar puede ser andar en bicicleta es el resultado de un proceso de residencia en el marco del XII Festival Tsonami.
A partir del análisis del territorio de Valparaíso y el trabajo con su comunidad de ciclistas, diseñamos una serie de intervenciones en el espacio público para ser transitadas en bicicleta.
Nuestro objetivo fue pensar el espacio urbano en clave sonora explorando posibles narrativas de la superficie, desde una escucha táctil del territorio. Para esto utilizamos la bicicleta como cabezal de lectura del terreno, involucrando al cuerpo del ciclista como motor de la escucha y construyendo una experiencia sonora a partir de la voluntad de movimiento.
Para tal fín experimentamos una variedad de dispositivos construidos específicamente para leer las múltiples formas del recorrido: Prótesis de escucha híbridas que nos permitieron convertir la bicicleta en cabezal de lectura.
Para la activación de la obra convocamos a la comunidad de Valparaíso a acercarse con sus bicicletas y transitar en conjunto el paseo Wheelwright en el borde costero de la ciudad. El recorrido fue diseñado de acuerdo al potencial sonoro de la superficie del terreno y concluyó en Tornamesa: un espacio ferroviario abandonado que funcionó de depósito-basural de descartes electorales (urnas, carteles, boletas). Allí, a partir de la organización en el suelo de las ruinas de esos materiales y de los escombros propios del lugar, se presentó una instalación sonoro-táctil-transitable: Una partitura corpórea que para ser escuchada era necesario recorrerla.
La experiencia se desarrolló en cuatro campos de acción:
Por un lado la exploración del espacio urbano. Recorridos y mapeos que nos permitieron abordar la topografía particular de Valparaíso desde el punto de vista de la bicicleta. De esos mapeos surgieron las posibles trayectorias y el relevamiento de los accidentes naturales más relevantes a nivel sonoro-táctil.
Por otro lado el contacto con las comunidades y redes de ciclistas participando de cicleteadas masivas junto a ellos y estableciendo vínculos con los actores locales.
El tercer campo fue el desarrollo de tecnologías de escucha para la bicicleta convirtiendo al rodado en un dispositivo sensible al sonido. Indagamos diversos mecanismos, electrónicos, electromagnéticos y acústicos. Finalmente llegamos a las “Prótesis de escucha tentacular” (PET): Por medio de cascos de protección auditiva y mangueras “tubo cristal” construimos un sistema de escucha acústico inmersivo que, adjuntado a la bicicleta, habilitó “leer” el terreno por contacto directo con el suelo.
Cada una de estas tecnologías, permitió tomar muestras de audio de todo el proceso de búsqueda. Cada recorrido fue registrado con un medio distinto de grabación y documentamos en audio y video cada trayecto.
El cuarto campo fue la “composición sonoro-táctil” sobre el terreno propiamente dicho: la escritura de la superficie transitable. La organización de los recorridos, aprovechando el mapa de accidentes naturales y alteraciones insertadas, y el diseño de los materiales y texturas a recorrer, siempre pensados desde la temporalidad particular de la bicicleta y el cuerpo.
En su conjunto, esta experiencia individual de escucha motivada por la propia voluntad de movimiento transformó el acto de andar en bicicleta en una forma de escuchar con el cuerpo y simultáneamente transformó la escucha en un modo de transitar la ciudad.
http://festival.tsonami.cl/events/intervencion-escuchar-puede-ser-andar-en-bicicleta/
Residencia Creación TSONAMI 2018-
ESCUCHAR PUEDE SER ANDAR EN BICICLETA
Javier Bustos - Florencia Curci
Escuchar puede ser andar en bicicleta es el resultado de un proceso de residencia en el marco del XII Festival Tsonami.
A partir del análisis del territorio de Valparaíso y el trabajo con su comunidad de ciclistas, diseñamos una serie de intervenciones en el espacio público para ser transitadas en bicicleta.
Nuestro objetivo fue pensar el espacio urbano en clave sonora explorando posibles narrativas de la superficie, desde una escucha táctil del territorio. Para esto utilizamos la bicicleta como cabezal de lectura del terreno, involucrando al cuerpo del ciclista como motor de la escucha y construyendo una experiencia sonora a partir de la voluntad de movimiento.
Para tal fín experimentamos una variedad de dispositivos construidos específicamente para leer las múltiples formas del recorrido: Prótesis de escucha híbridas que nos permitieron convertir la bicicleta en cabezal de lectura.
Para la activación de la obra convocamos a la comunidad de Valparaíso a acercarse con sus bicicletas y transitar en conjunto el paseo Wheelwright en el borde costero de la ciudad. El recorrido fue diseñado de acuerdo al potencial sonoro de la superficie del terreno y concluyó en Tornamesa: un espacio ferroviario abandonado que funcionó de depósito-basural de descartes electorales (urnas, carteles, boletas). Allí, a partir de la organización en el suelo de las ruinas de esos materiales y de los escombros propios del lugar, se presentó una instalación sonoro-táctil-transitable: Una partitura corpórea que para ser escuchada era necesario recorrerla.
La experiencia se desarrolló en cuatro campos de acción:
Por un lado la exploración del espacio urbano. Recorridos y mapeos que nos permitieron abordar la topografía particular de Valparaíso desde el punto de vista de la bicicleta. De esos mapeos surgieron las posibles trayectorias y el relevamiento de los accidentes naturales más relevantes a nivel sonoro-táctil.
Por otro lado el contacto con las comunidades y redes de ciclistas participando de cicleteadas masivas junto a ellos y estableciendo vínculos con los actores locales.
El tercer campo fue el desarrollo de tecnologías de escucha para la bicicleta convirtiendo al rodado en un dispositivo sensible al sonido. Indagamos diversos mecanismos, electrónicos, electromagnéticos y acústicos. Finalmente llegamos a las “Prótesis de escucha tentacular” (PET): Por medio de cascos de protección auditiva y mangueras “tubo cristal” construimos un sistema de escucha acústico inmersivo que, adjuntado a la bicicleta, habilitó “leer” el terreno por contacto directo con el suelo.
Cada una de estas tecnologías, permitió tomar muestras de audio de todo el proceso de búsqueda. Cada recorrido fue registrado con un medio distinto de grabación y documentamos en audio y video cada trayecto.
El cuarto campo fue la “composición sonoro-táctil” sobre el terreno propiamente dicho: la escritura de la superficie transitable. La organización de los recorridos, aprovechando el mapa de accidentes naturales y alteraciones insertadas, y el diseño de los materiales y texturas a recorrer, siempre pensados desde la temporalidad particular de la bicicleta y el cuerpo.
En su conjunto, esta experiencia individual de escucha motivada por la propia voluntad de movimiento transformó el acto de andar en bicicleta en una forma de escuchar con el cuerpo y simultáneamente transformó la escucha en un modo de transitar la ciudad.
http://festival.tsonami.cl/events/intervencion-escuchar-puede-ser-andar-en-bicicleta/
Residencia Creación TSONAMI 2018-
ph: Nelson Ros (Tsonami)
Prótesis de escucha tentacular. (Tentaculares) desarrollados en el proceso de investigación para la obra.
Dispositivos de escucha acústicos para andar en bicicleta: